DIEGO MARÍN AGUILERA
EL HOMBRE QUE QUISO SER PÁJARO
Diego Marín Aguilera nace
en Coruña del Conde en 1758, siendo
el mayor de siete hermanos, en una familia campesina y desde muy temprano, tras la muerte de su padre cuando él tenía
14 años, tuvo que asumir la responsabilidad de mantener la casa familiar. Su
quehacer diario era sacar al rebaño de ovejas por los campos lo que le daba
tiempo para desarrollar su inteligencia en inventar “maquinas” que hiciesen el
trabajo y la vida más fácil para él y sus vecinos. Así ideo un artilugio para
fustigar a los animales durante la trilla, otro que facilitaba la molienda en
un molino sobre el río Arandilla, otro
artilugio para la máquina de un batán en el mismo río e incluso una máquina
para aserrar el mármol de las canteras del cercano pueblo de Espejón.
La noche del miércoles 15 de mayo de 1793, ascendió, ayudado por sus amigos y confidentes, hasta la peña más alta del castillo, ya que era imposible que una sola persona pudiera manejar el aparato, y desde allí se lanzó al espacio. Se elevó unas cinco o seis varas (una vara burgalesa equivale a 0,835 metros) y salió volando en dirección al Burgo de Osma y Soria, donde tenía parientes a los que pretendía visitar. Pasó en vuelo rasante por encima de las casas del pueblo y recorrió una distancia de cuatrocientas treinta varas (trescientos cincuenta y nueve metros), cuando sufrió una avería que le hizo caer a tierra, cerca del cauce del Arandilla, al haberse roto una pernia del ala derecha, sin más consecuencias que la contrariedad sufrida.
Triste
y abatido, cayó en una profunda depresión que le llevó al sepulcro. Fue
inhumado, como consta en el acta de defunción firmada por el párroco José
Sacristán Marín y Aragonés, en el interior de la iglesia de San Martín de Tours
del pueblo, no lejos del púlpito.
Homenaje a Diego en su pueblo
Diego Marín Aguilera fue,
sin duda, el primer hombre de la historia que consiguió volar, tal como
numerosos estudios y documentos lo demuestran —si bien su hazaña ha sido
sistemáticamente ignorada por los estudiosos extranjeros—, adelantándose casi
un siglo al ingeniero alemán Otto Lilienthal, muerto en 1896, a los cuarenta y
ocho años, cuando experimentaba con uno de sus planeadores. Por tal motivo, el
Ejército del Aire rinde merecido homenaje a Diego Marín Aguilera como
el antecesor de la Aviación Española.
Avión colocado por el Ejército del Aire
En
1995, su hazaña fue reconstruida en un aparato similar —no igual, ya que Diego Marín Aguilera no dejó ningún dibujo, descripción o
testimonio de ninguna clase— al utilizado en 1793; eso sí, se emplearon para el
programa televisivo Al filo de lo imposible idénticos materiales, construido en
colaboración con la Facultad de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad
Politécnica de Madrid.
En
Coruña del Conde se le rinde
homenaje en un monumento junto a la carretera y hasta hace unos años junto al
castillo se erigía un caza americano, Lockheed T-33, colocado en 1994 por el Ejército
de Aire. En el año 2013 se retiró al no llegar a un acuerdo de mantenimiento
entre el ayuntamiento y el ejército.
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