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sábado, 4 de julio de 2020

CONVENTO DE LOS JERÓNIMOS DE GUIJOSA (SORIA)


GUIJOSA Y SU MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS. (SORIA)

LA CURIOSA HISTORIA DE CÓMO SE DESTRUYÓ  SU IGLESIA

Guijosa es una pedanía de Espeja de San Marcelino,  en las estribaciones de la Sierra de la Demanda soriana. Uno de tantos pueblos de la España Olvidada y que tanto demanda la atención de las administraciones para que no acabe desapareciendo al igual que otras poblaciones. Está situada en la carretera que une San Leonardo de Yagüe con la burgalesa Peñaranda de Duero, SO-934 luego BU-934, carretera que discurre por pequeñas poblaciones.

Pero no vamos a hablar del pueblo, que ya lo hicimos en otra entrada de este blog. Hablaremos de su famoso, en otros tiempos,  monasterio de Los Jerónimos.


El cenobio se fundó en 1402 por el Obispo de Osma D. Pedro Fernández de Frías, al parecer para dar cobijo a 25 monjes. Les dona varias tierras y propiedades. Constaba de dos claustros, uno para los monjes y otro para la hospedería.  A partir del año 1525 el monasterio pasa al patronato de la Casa Avellaneda, siendo el cabeza de familia D. Diego de Avellaneda, quien mandó construir un palacete anexo y construir en el crucero de la iglesia los sepulcros familiares. Tamnién amplia con donaciones varias tierras. Durante este época el escritorio del monasterio se hizo famoso por los cantorales que realizaban, surtiendo de estos libros  a muchos monasterios e iglesias.

Interior de la iglesia en 1930                          Sepulcro de D. Diego de Avellaneda
(imagenes de Fototeca de Patrimonio Histórico)

Durante la Guerra de la Independencia sus estancias sirvieron de hospital y su fin llegó con la Desamortización de 1835, abandonando los monjes el monasterio. El abandono y la rapiña acabaron con el monasterio. El sepulcro de D. Diego acabó en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, desapareciendo el resto de sepulcros. Otros ornamentos fueron a parar a las iglesias parroquiales de los pueblos de la zona.


Pero la iglesia se mantuvo en buen estado hasta 1939. En que fue derribada por los vecinos al acabar la Guerra Civil. Transcribo la mención sobre el suceso tal y como viene en el panel explicativo junto a las ruinas:

…En el año 1939 fue demolida la iglesia, como único edificio en pie, por las gentes de la zona ante la posibilidad del regreso de los monjes y la posible pérdida de sus tierras”

Según me cuenta un vecino, al marcharse los monjes los vecinos se apropiaron de las tierras del monasterio. No era cuestión de perder tan preciado valor. Y los monjes sin siquiera un edificio donde alojarse no tenían motivo para volver.



Hoy en día los terrenos siguen dando cosechas a la sombra de las ruinas de aquel monasterio. Solo queda en pie el hastial de la iglesia, que los propios vecinos utilizan como reloj de sol. Los restos de lo demás están cubiertos de maleza y poco se distingue de sus muros. Una fuente original que aún se conserva, contempla lo que queda de aquel edificio.



Aún así es un paraje donde pasar una tarde de verano en las mesas colocadas a tal efecto y poder merendar.

 

 



martes, 23 de junio de 2020

DE RUTA POR ORILLARES, GUIJOSA Y QUINTANILLA PEDRO NUÑO (SORIA)

ORILLARES, GUIJOSA Y QUINTANILLA PEDRO NUÑO (SORIA)

                                                       Cueva de la Hoz (Orillares)

Nos dirigimos  a las pedanías de Espeja de San Marcelino,  unos pequeños pueblos de la Sierra del Noroeste Soriano. Sus nombre: Orillares, Guijosa y Quintanilla Pedro Nuño.  Para llegar  desde Soria se toma la N-234, dirección Burgos hasta San Leonardo de Yagüe, y de allí cogemos la SO-934 que nos llevará hasta el pueblo de Muñecas, donde nos desviamos  por otra carretera, (SO-P-5111) hasta Orillares pasando por Santa María de las Hoyas. Desde Burgos cogemos la  N-234, pasando Salas de los Infantes, a unos doce Km. se coge el cruce a mano derecha que indica Huerta de Rey. Una vez en este último pueblo se coge carretera La Hinojosa que nos lleva a  Orillares pasando por  Espeja de San Marcelino.



Orillares

Recorremos el pueblo de Orillares, cuyo nombre proviene de “Ororafes”, así citado en el Becerro de las Behetrías en 1352, con el significado de “lugar de orillas”. Los pocos vecinos, menos de treinta, están dedicados a sus cosas cotidianas. Nos detenemos a ver la pequeña iglesia, sin un estilo definido. Tiene un anejo donde se guarda una antigua bomba manual contra incendios, muy curiosa para los que nunca hayan visto ninguna.










                                                       Cueva de la Hoz (Orillares)



                                                                                   El Troll de la Hoz. Guardián de las cuevas


Pero si la visita merece la pena es por el paraje de las Cuevas de la Hoz, un pequeño y espectacular cañón formado por el río Pilde. Para acceder desde el mismo pueblo cogemos un camino a mano derecha nada más pasar por el lavadero. Este nos lleva directos al cañón. El paisaje es espectacular y sobre las rocas se puede observar numerosos buitres. En las laderas predominan los enebros y sabinas. El paseo es fácil y placentero, paralelo al río Pilde. Pronto vemos el estrecho cañón y las cuevas y oquedades en las rocas. Lo más espectacular es la gran oquedad formada por el río a lo largo de millones de años. Las aguas circulan por dentro de las cuevas provocando un paisaje único. Parece mentira que este pequeño río, que en verano no lleva apenas agua, haya tallado este paisaje.  Después de contemplar el espectáculo el camino nos lleva adelante hasta la fuente de Las Mozas  y  un viejo molino junto a una tenada, cerca del puente Ledigo.  Al llegar al puente, donde nos encontramos un cruce de caminos, podemos tomar el de la mano derecha que nos lleva al pueblo por un cañón rodeado de enebros o si seguimos de frente nos vamos a visitar las ruinas del convento de Los Jerónimos, en el cercano pueblo de Guijosa.





                                                  Monasterio de los Jerónimos (Guijosa)

El camino es de concentración, con buen firme, y no dista mucha distancia. Enseguida se ve el hastial de lo que fue la iglesia. Este convento se fundó en 1401, sobre una ermita existente con anterioridad, donde al parecer ya residían los monjes. Parece ser que ya a finales  del siglo XIX, y tras la desamortización y abandono de los monjes, el convento era una ruina total, permaneciendo solamente la iglesia. El dato curioso es que esta iglesia fue demolida al finalizar la Guerra Civil por los propios vecinos del pueblo, ante el rumor de la vuelta de los monjes y con el temor de perder las tierras que habían ocupado los vecinos. La iglesia era de estilo gótico y el convento contó con dos claustros.  Ahora aquel esplendor lo ocupa un parque con mesas junto a la fuente original del convento.

De ruta  hacia Guijosa por el mismo camino de concentración,  llagamos a la carretera principal y de frente nos acercamos a la ermita de Nuestra Señora de la Concepción. Esta pequeña ermita de estilo románico data del siglo XII. Entre las características destaca su ábside cuadrada y las columnas de la portada, decorados con motivos mitológicos, uno de ellos un centauro.





Guijosa

Guijosa aparece en la documentación en 1352 como lugar de Behetrías. Su nombre derivaría de “lugar de Guijos”. La iglesia está muy reformada y destaca su campanario.

Seguidamente nos dirigimos al pueblo de Quintanilla Pedro Nuño por un camino parcelario que parte unos metros más debajo de la ermita.

Quintanilla es el más pequeño de los tres pueblos, con apenas 20 habitantes en invierno. Su iglesia está muy deteriorada, aunque conserva una bóveda de trazas románicas y una pila bautismal. Conservan varias tallas religiosas que posiblemente procedan del desaparecido convento de Los Jerónimos de Guijosa. Frente a la iglesia se contempla un rollo jurisdiccional que los vecinos rescataron del olvido hace unos años, ya que se encontraba enterrado. También hemos tenido la ocasión de contemplar un pequeño museo etnográfico que mantienen los vecinos en la sede cultural de “El Lagar”, lugar de ocio y esparcimiento que nos enseñaron unos vecinos muy amables encabezados por Elvira, siempre dispuesta a enseñar su pueblo.


Quintanilla Pedro Muño

Merece la pena visitar estos pueblos desconocidos para muchos, que seguro seréis recibidos como lo hemos sido nosotros y disfrutar de sus paisajes.

 

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