FUENCALIENTE
DEL BURGO (SORIA)
EL AGUA TIBIA QUE DIO NOMBRE A UN PUEBLO Y
SU FAMOSA TORCA
Estamos en tierras sorianas de
la “España Olvidada”, donde sobreviven unos pocos vecinos sin servicios
esenciales y desconocidos para los organismos oficiales. Una tierra dura, donde
el día a día se hace difícil, y donde los inviernos no acaban nunca. Tan acostumbrados
a sentirse solos que cuando ven un forastero te paran y te pregunta que se te
ha perdido por allí. La cara de sorpresa de una señora mayor que sale a nuestro
paso es la expresión de extrañeza que en otros lugares nos hemos encontrado,
cuando te ven caminando por su pueblo y te siguen a distancia, escondidas casi,
para vigilar lo que haces, pero al final cuando entras en contacto y explicas
lo que haces todo es amabilidad.
Fuencaliente del Burgo es un
pueblo pequeño, con muy pocas personas viviendo todo el año. Es pedanía del
ayuntamiento de Fuentearmegil. Allí hay que ir, no es un lugar de paso. La
carretera es secundaría, fuera de las rutas convencionales. Nosotros fuimos por
conocer su famosa torca y ya de paso nos acercamos al pueblo.
No hemos encontrado muchas
noticias del origen del lugar, y las pocas hacen referencia a la instalación de
un convento de monjas bernardas en el
siglo XII. Muy posiblemente este sería el origen del asentamiento, una puebla
alrededor del monasterio en una época de estabilidad en la zona una vez
expulsados los musulmanes de las tierras
del Duero. Dicho monasterio, de nombre Santa María del Valle, se fundó
en el año 1176 por Urraca de Avellaneda haciendo uso de las rentas y herencia
de su esposo a la muerte de este. Esta señora era de distinguido linaje,
ascendiente directo de los condes de Miranda y casada con un hijo de Lope Díaz
de Haro, Señor de Vizcaya.
Llama la atención la
estructura del pueblo, pues las calles salen perpendiculares a la carretera
general en línea recta, todas con la misma orientación. Las construcciones son
de tipo tradicional castellano, planta baja de piedras de cal y canto y en las
superior de adobe con entramado de madera. Los dinteles y jambas de puertas y
ventanas con piedras bien talladas. Las nuevas construcciones han tratado de
perseverar lo antiguo y no desentonan con las otras.
La iglesia parroquial está
bajo la advocación de la Purísima Concepción, de trazas sencillas con portada
cerrada y una espadaña para las campanas.
Desde el pueblo nos
desplazamos hasta su famosa torca.
Una curiosidad sobre la torca
es que sirve de mojonera a tres poblaciones, Fuencaliente del Burgo, Guijosa y
Muñecas. Según he leído los tres pueblos se disputaban la torca como de su
territorio y llegado el momento de decidirlo el ingeniero topógrafo fue al
lugar con vecinos de los tres pueblos y como no había acuerdo este tiró la
mojonera dentro de la torca diciendo: “El
que quiera ver la mojonera que baje abajo y la vea”, y así acabó la
discusión.
Con leyendas o sin ellas a
nosotros nos ha gustado descubrir este pueblo y sus parajes. Ahora os toca a
vosotros ir a visitarlos.
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