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viernes, 21 de febrero de 2025

QUÉ VER EN SAN FRUTOS Y LAS HOCES DEL DURATÓN (SEGOVIA)

QUÉ VER EN SAN FRUTOS Y  LAS HOCES DEL DURATÓN

Hemos visitado las Hoces del río Duratón en un fin de semana del mes de febrero con buen tiempo y sin la masificación de visitantes que suele ocurrir en la época estival. Hemos partido desde  Sepúlveda, localidad ideal para recorrer hasta nuestro destino que era la ermita de San Frutos.

             Sepúlveda es buen lugar para iniciar la visita a las Hoces del Duratón

Decir que Sepúlveda es uno de los pueblos más bonitos de España, título que lo tiene ganado de sobra, ya que cuenta con monumentos románicos excepcionales, una gastronomía exquisita, una arquitectura tradicional con soportales y casas con entramados, casonas palaciegas, mucha historia y un entorno natural espectacular.

Un poco de historia.

Estamos en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Una declaración que le otorgo la Junta de Castilla y León en 1989. El parque ocupa una superficie de 5037 hectáreas que se extiende en terrenos de los municipios de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, todos de la provincia de Segovia. Las hoces del río Duratón fueron clasificadas como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) quedando integradas en la Red Natura 2000 en abril de 1991 y se declararon como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) en enero de 1998. El río en su tramo medio forma las famosas hoces y meandros excavados en la roca caliza que en algún tramo alcanzan los 100 metros de altura. Parte del cañón está inundado por las aguas de la  presa de Burgomillodo.






           Las espectaculares hoces del Duratón no te dejan indiferente

Nos vamos de ruta.

En la ruta nos ha acompañado un agente forestal después de visitar la Casa del Parque situada en Sepúlveda que se ubica en la iglesia románica de Santiago. Es de una sola nave rectangular, tiene un ábside de cuarto de esfera de estilo mozárabe, de ladrillo con doble arquería y figuras geométricas. Cuenta con una cripta subterránea con tumbas del siglo X. En este espacio se enseña la geología de las hoces, su fauna y su naturaleza. También elementos singulares de la villa de Sepúlveda, así como antiguos oficios. Muy recomendable su visita.

            La Casa del Parque se sitúa en una iglesia románica convertida en museo

Desde Sepúlveda nos hemos desplazado en coche hasta la localidad de Villaseca, donde hemos tomado un cruce indicados de la ermita de San Frutos. El camino es de tierra hasta llegar al aparcamiento habilitado junto al mirador. Desde allí hay que ir andando. Las vistas son impresionantes desde el mirador. Al fondo un mar de pinos en el horizonte, y abajo el cañón de las hoces. Sobrevolando el paisaje numerosos buitres leonados adornan el cielo. Desde aquí ya se ve la ermita a lo lejos.






La vista de San Frutos y el paisaje desde el mirador

La caminata hasta San Frutos es fácil y placentera, deteniéndonos en varios sitios para contemplar el paisaje, que alrededor de las hoces está lleno de manchas de sabinas y enebros. Nos acercamos a la ermita, la imagen es de postal. Situada en una península que forma un meandro, las vistas a los lados te impresiona de lo que ha hecho  la naturaleza en un proceso de millones de años. Para acceder a la ermita hay que atravesar un puente de piedra (1757) salvando una gran grieta en la roca, llamada “cuchillada de San Frutos”, pues según la leyenda fue el Santo el que la hizo con su báculo para salvar a un grupo de cristianos perseguido por los moros.









 . La llegada a San Frutos es espectacular

Es de estilo románico rodeada de otros edificios posteriores en estado de ruina. La ermita se construyó sobre una pequeña iglesia erigida por el abad Fortún, después de la donación de Alfonso VI de este priorato al monasterio de Santo Domingo de Silos en 1076.  Al interior no entramos al estar cerrada, pero nos contaron que bajo el altar se encuentra la piedra cuadrada o sillar y, cuenta la leyenda, si das tres vueltas gateando al sillar por un angosto pasadizo nunca padecerás hernia (a este rito se le llama “pasar por la piedra del santo”).









Al interior de la ermita no pudimos entrar al estar cerrada pero su exterior ya merece la pena por si misma y las vistas impresionantes



                            Tumbas antropomorfas de la necrópolis visigoda en San Frutos

Un lugar que si te gusta la naturaleza y el arte no te puedes perder. Es un lugar único en la geografía española.

Para más información en la web del parque pinchar aquí.

 

  

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