MUSEO EL HOMBRE Y LA RECOLECCIÓN
MODÚBAR DE LA EMPAREDADA (BURGOS)
Si ya el ir a visitar un museo
es un placer y contemplar lo expuesto te llena de satisfacción, contemplar un
museo que narra la vida de nuestros antepasados con sudor y lágrimas, te supone
tener unas emociones que en pocos sitios las sentirás. Porque venimos de una
sociedad agricultora y el que más o menos, con cierta edad, ha conocido o ha visto hacer las labores en
el campo en nuestros pueblos.
Ese trabajo que hasta los años
60 del siglo pasado, se realizaba en todos los pueblos, al que acudían tanto
hombres como mujeres, padres, hijos y nietos, y que desde que amanecía hasta la
puesta del sol no lo abandonaban. Un trabajo duro que se realizaba a mano por
la gran mayoría y mecanizada por unos pocos. Esto es lo que nos cuenta el museo
que vamos a visitar invitados por sus creadores, los hermanos Alonso, Carlos y
Carmelo. Dos entusiastas que durante más de cuarenta años han ido recopilando,
reparando, recuperando y estudiado más de 3.000 piezas que componen su
colección.

Porque lo que nos enseñan en éste museo es solo una parte de un gran
proyecto que tienen en mente, “El Hombre y los Ingenios”, una gran obra que pretende ser un “Arca de Noé” de los ingenios
creados por el hombre desde que la humanidad existe y que le sirvieron para
prosperar y llegar a lo que hoy somos. Pero Carlos y Carmelo no se conforman
con tener una pieza de cada artefacto, no, ellos nos cuentan su evolución hasta
la mecanización del mismo. De cómo, por ejemplo, se pasó de la hoz a la
cosechadora, o de un uso a un telar industrial, y así con todas las
herramientas que se han usado y que han existido sin apenas transformación
durante siglos hasta la llegada de la era industrial.
Ese monumental y ambicioso
“Arca de Noé” se compondría del oficio del hierro, del oficio de las fibras,
del oficio de la madera, de los ingenios hidráulicos, de la evolución del
taladro, en definitiva de “Nuestro Ayer”, de nuestra forma de vida no hace
tanto tiempo. Cómo complemento a todo esto tienen preparado un aula educativa
de cómo era la primera etapa de la vida, nacer, crecer, jugar y aprender, el
paso de niño a adulto.
Pero todo ese gran proyecto no
se puede ver, y creo que sin el apoyo necesario nunca lo veremos plasmado
íntegramente. Nuestros responsables políticos, que son los que tienen las
llaves para su realización, de momento miran para otro lado, y pienso que éste
proyecto pondría en el mapa cultural mundial a la ciudad que lo albergase. Pero
parece que lo que a los responsables culturales les importa más el continente
que el contenido. Ahí tenemos esos grandes edificios construidos a base de
muchos millones de euros que están vacíos, pero como son llamativos les llena
de ego el decir que ellos lo aprobaron.
MUMO
De momento nos conformamos con
visitar el museo que contiene “EL HOMBRE Y LA RECOLECCIÓN”. Lo alberga el Museo
de Modúbar de la Emparedada, a las afueras de ésta pequeña localidad burgalesa.
Ésta colección recibió el
Premio Fuentes Claras 2018 de la Junta de Castilla y León.
La colección se compone de más
de 350 piezas repartidas en 1.000 metros cuadrados. No te imaginas los que te
encuentras dentro, impresionante la composición expositiva. Nos metemos en el mundo del campo, de la
agricultura, en el proceso de
recolección hasta su cosecha. En la
evolución de las herramientas usadas por el hombre en el trabajo en el
campo.
Los hermanos Alonso explicandonos en que consiste el museoTengo que señalar que todo el
montaje los han realizado los hermanos Alonso y con muy buen criterio han sabido
colocar las piezas para su mejor contemplación. Ellos nos sirven de guía y sus
explicaciones nos hace entender cada pieza. No te cansas de escucharles, se
nota el entusiasmo que han puesto en este proyecto, cada pieza es un tesoro
para ellos, y no me sorprende, se han esforzado por recuperar piezas de la
provincia, de fuera de ella y otras traídas del extranjero. Todas son
originales y tiene su valor especial, pero hay una que destaca y es la réplica
de un relieve romano traído de Bélgica, en el que se representa la primera
segadora, Gallic Vallus, ya descrita por Plinio el Viejo en el siglo I.
Relieve romanoPero comencemos con la visita.
Ya de entrada nos explican que desde el neolítico hasta el año 1900, los
labradores sólo disponían para hacer la recolección una hoz, un trillo los más
acomodados, un bieldo, unas cribas y no todos una yunta y un carro. Sin olvidar
el arado romano, azadas, etc.
Diferentes vistas del museo
Las primeras vitrinas nos
enseñan las primeras hoces hasta llegar a la guadaña o dalle. De cómo
evolucionó de diferentes formas y las herramientas para afilarlas. También los
artilugios para protección, cómo las zoquetas. Pasamos a las primeras
segadoras, primero manuales y luego mecánicas. La ruta
sigue por los diferentes modelos de trillos, mayales y rodillos. Curiosos alguno de ellos. Unos de
piedra, otros de hierro y otros de sílex. A lado, las primeras máquinas que
trillaban y las primeras aventadoras y de beldar. También vemos las diferentes
horcas, bieldos y herramientas de madera
usadas para recoger la mies, el carro para su transporte etc.
Los hermanos Alonso no se cansan de explicar su formidable colección
En un rincón tenemos lo que
sería una cuadra, con su pesebre, diferentes yugos, melenas, arreos, cabezadas,
colleras, collerones, el granero, etc.
Representación de una cuadra
Lo siguiente que se representa
es el cultivo de la hierba, forrajes, etc. Era la cultura del ganadero más que
del labrador. Aquí se muestra las herramientas para cortar la hierba, las
primeras máquinas, la primera empacadora y una máquina para desgranar el maíz.
Al lado carros para el transporte.
Diferentes trillos
Beldadora
Aventadoras
Brabán
Aventadoras
Trilladora
No pueden faltar las medidas
agrarias. En Castilla la media fanega, el celemín, el cuartillo, etc. En
Aragón, el almud, en Navarra el arrobo. Aquí vemos todas, hasta hay un rasero.
Medidas agrariasPasamos a ver los arados. En
el neolítico con un palo. El primitivo romano y cómo evolucionó según la zona
geográfica, o la reja, que también tiene
variaciones. Detrás el carro para hacer la sementera. Al final de los arados
está la rastra, la arrobadera, las desterronadoras y los artilugios para
sembrar a mano para pasar a las sembradoras mecánicas.
Arados
Esto es un pequeño resumen de
lo que se puede encontrar en ésta exposición. Sería muy largo enumerar las más
de 350 piezas. Lo mejor es ir a verlo y disfrutarlo. No perdáis la ocasión de
ir con niños. Hay que tener en cuenta que llevamos dos generaciones que no han
conocido el trabajo en el campo tal y como se realizaba antes. Tu recordarás y
ellos aprenderán. Cómo dicen los hermanos Maté: “UNA MIRADA AL PASADO…UN PASO
DECIDIDO HACIA EL FUTURO”
Lamentablemente el museo está
cerrado al público y para su visita hay que concertarla con los hermanos Alonso.
El teléfono es 625 090 852 (Carlos).