QUÉ VER EN HINOJOSA
DE LA SIERRA (Soria)
Palacios y lagunas
Hay pueblos que te sorprenden cuando los visitas y si son algo desconocidos más. Eso nos ha pasado con Hinojosa de la Sierra, una pequeña población de camino de Soria a El Royo, municipio al que pertenece, y que sorprende por lo mucho qué ver. Ya desde la lejanía se deslumbra la silueta de lo que fue su castillo y según te vas acercando se te antoja más visitar Hinojosa de la Sierra. En un principio no era nuestra intención acercarnos pero la curiosidad era más fuerte que las prisas. Se sitúa a los piés de la Sierra de Carcaña, y está bañada por el río Duero, aguas abajo del embalse de la Cuerda del Pozo, en la comarca del Valle-La Vega Cintora
Historia de Hinojosa de la Sierra
Indagando
un poco en su historia hemos visto que en las cercanías del actual pueblo
existió un castro celtíbero ocupado por los Pelendones entre los s.VI y IV a.C.
De la época romana sabemos por Isac
Moreno Gallo que por aquí pasaba la vía romana que comunicaba Numancia con las
tierras de Lara en la provincia de Burgos, construida por L. LVCRET DENSVS. En la época de reconquista debió ser bastión
defensivo de la zona ante el avance de los moros. Debió ser repoblada más
adelante y fijada población estable, edificando su iglesia entre los siglos XII
y XIII. El nombre Finoxosa de la Sierra perteneció a Tierra de Soria hasta el
siglo XV, cuando en 1440 el rey Juan y su esposa doña María, Señora de Soria,
decidieron eximir de la jurisdicción de la Comunidad de Villa y Tierra de Soria
el lugar de Finoxosa para concedérselo al aposentador real Don
Rodrigo Vera, del linaje soriano de los Chancilleres, en pago a sus servicios.
Tomada posesión del señorío y para reprimir posibles alteraciones, levantó el
castillo en la cima rocosa del pueblo
con los 4.000 florines de Oro de la dote de su esposa doña María de Contreras.
A la caída del del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio
constitucional y en el censo de 1842 contaba con 35 hogares y 136 vecinos. A
mediados del siglo xix crece el término
porque incorpora a Langosto y a finales del siglo xx
desaparece su ayuntamiento porque se
incorpora a El Royo. Es curioso lo acontecido desde los años 80, que tenía 25
habitantes y cómo decayó hasta el año 2000, que contaba 9 habitantes y a día de
hoy ha aumentado a cerca de la veintena. Lo cierto que cuando lo visitamos sólo
vimos un hombre cuidando la huerta. ¡Cómo ha cambiado la historia!
El
pueblo que vemos está bien cuidado, dividido por dos barrios, el que se
encuentra antes del castillo y otro al sur. Y vamos al castillo, que tiene su propia historia y merece la pena al turismo. Lo que hoy
contemplamos son los restos de la fortaleza levantada en el siglo XV, casi un palacio, del que destacan
los restos de su recia torre del homenaje. Algunos autores consideran que fue
levantado por los Vera, antes citados, en esta época y cedido poco después por
Enrique IV a Fernando Pareja, mientras que otros consideran a éste el primer
propietario del castillo. En 1475 fue confiscado por los Reyes Católicos a
Fernando Pareja, por
haber formado parte del bando de Juana “la Beltraneja” y cedido a la familia Mendoza. Del castillo
apenas quedan unos pocos muros de un grosor y altura nada despreciable, donde
destaca la torre de homenaje de cerca de 20 metros de altura. Por los restos de
muros se adivina que el recinto era rectangular, rodeado de otra muralla
también rectangular. Toda la fábrica del castillo es de sillarejo relleno de
mampostería. En una de sus esquinas hay una hermosa garita, hoy ocupada por
nidos de cigüeña. Desde sus alturas se ve un paisaje espectacular.
Pero hablemos del palacio que se encuentra a la entrada del pueblo.. Mucha historia y una gran vista para el turismo. Decir espectacular es poco, te sorprende sus dimensiones e edificación. Majestuoso, con sus jardines y huertas. Construido entre 1581 y 1583 por los Hurtado de Mendoza, al parecer tras abandonar el castillo y utilizar parte de sus piedras para levantar alguna parte del nuevo palacio, ya que la principal edificación es de sillería. La doble galería porticada de la fachada oriental es lo más atractivo de esta mansión del siglo XVI. De estilo renacentista en su origen, fue restaurado años después por el primer conde de la Puebla de Valverde. Toda la finca está rodeada de un muro de piedra con una gran puerta principal con dos aspilleras.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se alza en la parte alta del pueblo, junto a las ruinas del castillo. Se trata de un edificio de origen románico muy reformado a finales del siglo XVII. De la vieja fábrica románica sólo se aprovecharon dos arcos de medio punto decorados con billetes, uno formando la portada principal y el otro, actualmente cegado, en el costado oriental del pórtico. En su interior destaca un retablo del siglo XVII.
Otro
de los atractivos para el turismo de Hinojosa de la Sierra son sus lagunas, La Serna y la del
Arenal. La primera al sureste, situada en un meandro del río Duero, cuyo fondo
es producto del desbordamiento del río, sobre todo en los desembalses del
pantano de La Cuerda del Tozo o por las abundantes lluvias. Esta laguna tiene
un alto interés ecológico y en ella tienen parada muchas aves migratorias. Al
lado nordeste del pueblo se encuentra la otra laguna más pequeña pero con el
mismo valor ornitológico.
Ya
lo sabéis, si pasáis por Hinojosa de la Sierra, deteneos y visitar este
sorprendente lugar, no os defraudará.
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