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sábado, 25 de marzo de 2023

QUÉ VER EN VILLAMIEL DE LA SIERRA (BURGOS)

 

QUÉ VER EN VILLAMIEL DE LA SIERRA (BURGOS)

EL ENCANTO DE LOS PUEBLOS APARTADOS


Historia de Villamiel de la Sierra

Nos encontramos en un pequeño pueblo de la Sierra de La Demanda, donde las estribaciones de la sierra de Mencilla le protegen por su zona norte y a orillas del río Cueva, en una zona llana, en un paisaje que se adentra en las alturas donde  en los meses de invierno el blanco es el color predominante. Y en estos parajes hay mucho qué ver.  Villamiel se encuentra a 33 Km. de la capital burgalesa, por una carretera sinuosa y estrecha que atraviesa montes de roble y campos de cereal. La historia del pueblo se remonta a más de once siglos, en sus tierras están catalogados cuatro yacimientos arqueológicos posiblemente Altomedievales o Plenomedievales (uno, un sarcófago)   y su nombre  aparece ya documentado el año 957 cuando el monasterio de Cardeña recibe la donación de una dehesa de leña en el lugar. En el siglo XI es Arlanza el que recibe divisas, a través de una amplia donación que hiciera María Fortúniz el año 1062, incluyendo también a Villamiel  que según el texto formaba parte del alfoz de Lara. Su nombre, al parecer, deriva del primer repoblador, “Momel” pues aparece como “Villa de Momel” y el apellido de la Sierra lo pusieron para diferenciarla de otros pueblos con el nombre de Miel. Según la documentación entre Villamiel y Palazuelos había un despoblado, San Miguel, que no parece llegara a formar una población autónoma sino vinculada a nuestra villa. El pueblo de Villamiel aparece en el Libro de Monterías, mandado hacer por el rey Alfonso XI, donde cita: “Monte Hermoso es muy real monte de puerco (jabalí) en invierno y aún en verano y es la vocería (jauría) por encima de la cumbre. Y son las armadas (los puestos) las dos en los prados de sobre Villamiel y la otra en la Ermita que está al cabo de soto y otras dos en el camino. El Hoyo Matamá es buen monte de puerco en invierno y aún en verano. Y es la vocería por cima de la cumbre que no pase a Pineda. Y es la armada en las Rasillas de Val de Peñota.



Villamiel de la Sierra se constituye como ayuntamiento constitucional en 1843, con una población de 97 habitantes, situándose en los primeros años del siglo XX con cerca de 300 personas. Lejos quedan esas cifras, hoy en día se acercan a 40 habitantes censados, que no todos viven todo el año. El pueblo está concentrado con una forma ligeramente alargada que ha ido determinando el camino –hoy carretera- que la comunica con las poblaciones vecinas de Palazuelos y Tañabueyes. El casco urbano se sitúa en un terreno básicamente llano, aunque todo él a una altitud superior a los mil metros. La casa predominante es la característica de lo que se denomina la subcomarca de Lara dentro de la comarca de la Sierra de la Demanda. Estamos, por tanto, en una zona con claro dominio de la piedra, caliza o arenisca, en la construcción tanto de viviendas como de edificaciones auxiliares. Al tratarse de una población que ha permanecido  dormida en el tiempo, con escasas transformaciones, vemos las consecuencias de todo tipo derivadas de ello.  La mayoría de los muros de piedra  arenisca, son de mampostería, generalmente con piedras bastante grandes y muchos de ellos conservan aún el calicanto tradicional, que no cubre por completo la piedra del fondo. Alguna casa también hemos visto con el muro de su fachada realizado con sillares de muy diferente longitud unos y otros pero colocados en hiladas regulares en altura y con muy poca argamasa que los rejunte. En otras casas se ven trabajos no tan antiguos, donde las ventanas se han agrandado, olvidándose de la tradicional pequeña que resguardaba mejor del frio. En las esquinas,  puertas y ventanas los dinteles y jambas son de sillería. Un elemento que no falta en Villamiel es el horno vecinal, y aquí hay dos. Una construcción de planta cuadrada, con un horno fabricado de adobe en forma cónica, colocado sobre una plataforma de piedra. También se conserva un molino restaurado.









Turismo en Villamiel de la Sierra

La iglesia, un poco apartada del pueblo,  está dedicada a San Pedro Apóstol y es de estilo renacentista del siglo XVI,  de una nave, con pilastrones, arcos y nervios de piedra. Su  ábside es rectangular con contrafuertes. La portada tiene arco de medio punto con grandes dovelas. Y la torre  es una espadaña de dos cuerpos, rematada en pináculos y bolas, con tres  huecos y dos campanas. Al muro norte se adosa el husillo de acceso a la espadaña que presenta planta poligonal. En la ventana  de la sacristía leemos “ESTA OBRA SE HIZO SIENDO CURA DON MAURICIO MARTÍN AÑO 1856”






A su interior no pudimos entrar, pero conserva un retablo mayor  rococó, de Andrés Ballado, en 1776,  con buenas imágenes del siglo XVI.  En otro, neoclásico, hay una Virgen  sedente con Niño del siglo XVI. La pila bautismal  es una copa tronco-cónica que se ornamenta con doce arcos de medio punto que llena toda la superficie. La basa es circular. Es una obra que se ubica  dentro de la estética y mundo románico, tal vez ya de finales del siglo XII.  Las medidas son de 106 cm. de diámetro por 87 de altura.

En el  exterior de la iglesia merece la pena fijarse en dos importantes detalles: una sencilla pero bella cruz medieval y una piedra rectangular que señala una tumba.




El conjunto del pueblo tiene un encanto que no te esperas y  todo el entorno permite diferentes rutas por la sierra y realizar turismo

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