QUÉ VER EN ALDEHUELA
DE CALATAÑAZOR (SORIA)
EJEMPLO DE LA ESPAÑA VACIADA
Muchos pueblos se sitúan en la “España Vaciada” dentro de la provincia de Soria, muchos pueblos han sufrido la despoblación rural buscando mejor vida y porvenir. Difícil remedio tiene este mundo rural abandonado por las administraciones y dejados de la mano de Dios. Que no nos vengan con que si la fibra óptica va a ser el remedio de los pueblos. Los pueblos necesitan servicios, necesitan buenas comunicaciones, necesitan que si uno se pone enfermo no tenga que esperar largas horas a que venga la ambulancia o que se tengan que desplazar muchos kilómetros en busca del hospital más cercano. Se necesitan puestos de trabajo promovidos y con ayudas estatales, se necesitan viviendas asequibles, se necesita voluntad de buscar soluciones. A nosotros nos gusta visitar estos pueblos pequeños, darles visibilidad, que se sepan que existen y donde hay mucho qué ver.
Aldehuela
de Calatañazor es un buen ejemplo de ese vacío rural, y sorprende que estando
tan cerca de la capital soriana, ningún vecino viva todo el año en este lugar,
solo un par de ellos se acercan los fines de semana a dar una vuelta y
chapucear por el pueblo. Tiene 6 vecinos empadronados (Año 2022).
Nosotros
hemos tenido la suerte de encontrarnos con Benito Vinuesa, (Era domingo y por
ese motivo se encontraba en el pueblo, ya que él vive en la capital) y nos ha contado un poco de su vida y como
era la del pueblo cuando él era niño, pues como todos los demás vecinos se tuvo
que marchar en busca de oportunidades. Nunca Aldehuela fue una población
grande, prácticamente los mismos edificios que ahora y pocos habitantes, pero
se acuerda de cuando iba a la escuela,
de su infancia ayudando con el ganado y en el campo segando a mano. Hoy, ya
hace tiempo jubilado, tiene tiempo para todo y una de sus pasiones es adornar
sus propiedades de una forma muy peculiar. Con botellas de cristal y trozos de
azulejos. Es imposible pasar junto al pueblo
por la carretera y no fijarte en ese espectáculo y parar a verlo. Benito
no sabe las miles y miles de botellas que ha utilizado. Solo para dos filas superiores
de una cerca, dice que más de 6.000, las
otras dice que es imposible contarlas. También usa azulejos, que una vez
troceados realiza mosaicos con ellos. Precisamente con la maza en la mano le
hemos pillado, rompiendo azulejos para colocar sobre un tramo de escalera que
sube a la huerta. Le preguntamos lo que piensan los vecinos, y el responde que
ya no le dicen nada pues lleva muchos años haciendo esto, ni se acuerda cuanto
tiempo. Nos dice que una vez paro una mujer con el coche ante el espectáculo de
las botellas, y que le dijo que la valla de piedra también era bonita, y
Benito la contestó que sí, pero que con
la valla de piedra ella no se hubiese parado a verla.Tiene razón, hay que entrar en los pueblos, pues guardan sorpresas y te pierdes lo mucho que tienes qué ver.
Historia de Aldehuela de Calatañazor
Dejamos
a nuestro “artista” para visitar el pueblo. Como ya dijimos es pequeño, no más
de una veintena de edificios. Por lo
poco que hemos podido averiguar, Aldehuela llegó a contar con
ayuntamiento propio en el siglo XIX, que en el censo de 1842 contaba con 23
hogares y 95 vecinos, para después anexionarse a Calatañazor, del cual es una
pedanía a tan solo 5 Km.
Aldehuela
te sorprende por lo bien que están sus calles, bien cuidadas y con una
arquitectura tradicional muy bien conservada. Edificios de piedra, sin apenas
mortero, con entramados de madera, donde también se pueden ver chimeneas
encestadas sobre los tejados de algunas
viviendas.
El
edificio más sobresaliente es la iglesia, consagrada a San Cosme y San Damián.
De origen románico, la iglesia actual es del siglo XVII, donde se conservan del
estilo original la portada y un canecillo situado en la espadaña. La portada,
protegida por un pórtico moderno, de arco de medio punto, decorado con
cutripétalas y una sola arquivolta, adornada con bezantes y
tetones y una única figurilla humana. El siguiente resto románico se sitúa en la espadaña, junto a la tronera izquierda, es un
canecillo decorado con la cabeza de un hombre barbado. Su interior estaba
cerrado y no pudimos entrar.
Otro
edificio religioso, del que solo quedan ruinas, ya que se desmontó y vendió en el año 2007, es la ermita de San
Miguel de Parapescuez. De su iglesia sólo queda en pie parte del muro
occidental, el muro septentrional hasta una altura de dos metros y la parte baja
de la cabecera. Era de una sola nave y
ábside cuadrangular. La portada estaba
formada por cinco arquivoltas de medio punto, tres de ellas lisas, otra con
tallos ondulantes y la interior con cabezas femeninas y masculinas dispuestas
en el sentido de la curva.
Turismo en Aldehuela de Calatañazor
Dejamos
Aldehuela de Calatañazor y sus bonitos rincones con sus bien restauradas
casas. Una visita muy agradable y
tranquila, y que hemos contado con la amabilidad de Benito Vinuesa. Uno de esos pueblos pequeños con mucho
encanto de la “España Vaciada”.y que el turismo mayoritario lo desconoce.
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