DE PINILLA DE LOS MOROS A PIEDRAHITA DE MUÑO. (BURGOS)
DOS
PUEBLOS A LA VERA DEL RÍO PEDROSO
Difícil es sobrevivir en los
pequeños pueblos sin alternativas de trabajo y carentes de los más mínimos
servicios esenciales. Si a ello sumamos una mala comunicación y el abandono de
las instituciones, el futuro no es muy halagüeño. La alternativa para estos
pueblos es darse a conocer y fomentar el turismo con los escasos recursos que
disponen. Tarea ardua complicada, pero no imposible. Porque cada pueblo tiene
su encanto, su rinconcito único. Y
Pinilla de los Moros y Piedrahita de Muño lo tienen.
Para ir a estas poblaciones
hay que coger la N-234 y al llegar a Barbadillo del Mercado coger la carretera
que indica el camino. La carretera es sinuosa y estrecha, paralela al río
Pedroso. El primer pueblo que nos encontramos es Pinilla de los Moros.
Vista de Pinilla de los Moros
Curioso apellido el del pueblo. Según algunos estudiosos el topónimo “Moro” podría provenir de la raíz prerromana “mor” con el significado de roca y según otros por la posesión de estas tierras del moro Almanzor. Pinilla de los Moros tiene el significado de roca pequeña. Con ello, en el pueblo para disipar dudas, a unos riscos encima del pueblo lo llaman “El Risco Moro”.
"Risco Moro"
Ya hemos dicho que Almanzor
anduvo por estas tierras, pero mucho antes lo ocuparon otras gentes. Se han
encontrado hachas pulimentadas del calcolítico y restos de ocupación romana. El
primer documento donde se menciona a Pinilla es del año 1065, con el nombre de
“Penella de Barbatello”, haciendo mención a peña pequeña y a la proximidad de
Barbadillo.
La piedra arenisca típica de pinares en las casas
Aunque vivió mejores días, hoy en día no supera los 30 habitantes, pero tienen cuidado muy bien el pueblo. El caserío es escaso. Calles bien asfaltadas y casas levantadas en mampostería con piedra arenisca con tonos rojizos, algunas también en sillería. En alguna puerta hemos visto el dintel tallado y la fecha de construcción. Las calles son estrechas sin lograr una manzana y varios solares vacíos. Aún se conservan varias casas de una sola planta, cuadradas y con tejado a dos aguas, que eran las construcciones tradicionales del pueblo. También vemos edificios auxiliares destinados a guardar los carros o ganado. Entre su patrimonio rural podemos ver una fragua y un molino.
Calles estrechas bien pavimentadas
Plaza del pueblo con la fuente
Dintel de una puerta
En la plaza una bonita y moderna fuente la preside. Es un homenaje a los hombres del campo, encorvados al arado y detrás de una yunta de bueyes. La iglesia parroquial está dedicada a San Román, y está edificada sobre otra anterior, posiblemente románica, como lo atestigua la pila bautismal que se conserva en su interior. El actual data entre los siglos XVII y XVIII. Dentro hay que destacar un retablo que según parece tiene la mano de Gil de Siloé.
Iglesia del Pinilla de los Moros
A 1 km. del pueblo y por un
camino de montaña está la ermita de Santa Marina. Es pequeña sin grandes
pretensiones. Según la fecha del hastial es de 1852. Posiblemente levantada
sobre otra anterior.
Piedrahita de Muñó
Nuestro siguiente destino es
Piedrahita de Muñó. Poco más de dos kilómetros nos separan. Menos de diez
vecinos lo habitan. La primera
referencia documental es del año 1044, donde aparece una donación al monasterio
de Arlanza. Parece ser que el nombre de Piedrahita viene a decir “Piedra
clavada”. El apellido de Muño proviene de su incorporación en el siglo XVIII al
partido de “Can de Muñó” como población de realengo. También hay quien dice que
era finca de recreo de los condes de Muñó en siglos anteriores, pero la
ocupación de estas tierras es anterior a la fecha documentada, ya que hay
catalogados dos yacimientos medievales. Una necrópolis junto al actual
cementerio, asociado al templo de San Esteban, donde han aparecido tumbas de
lajas con restos humanos, incluso un anillo de bronce que se conserva en el
Museo Arqueológico de Burgos. La otra necrópolis es la de San Miguel, hoy
soterrada, donde también aparecieron restos humanos.
Restos de la antigua ermita
A finales del siglo XIX, este
pequeño pueblo tuvo un atisbo de esperanza con el descubrimiento de una veta de
carbón, en el paraje que los vecinos llaman arroyo Jarama, pero la mala calidad
del carbón, las crecidas del río que inundaban el pozo y la quiebra de la
empresa minera que lo promovió, truncaron las esperanzas de crecimiento del
pueblo. La bocamina aún existe aunque completamente cerrada.
El primer barrio visto desde la iglesia
Los nogales pueblan las huertas de Piedrahita
Piedrahita de Muñó