QUÉ VER EN EL ROYO
CAPITAL
DE LA VEGA CINTORA
Hoy
visitamos El Royo, una población de la Comarca de Pinares y El Valle que tiene mucho qué ver. . Situada
al noroeste de la provincia de Soria, en las estribaciones montañosas del
Sistema Ibérico, donde el río Duero y Razón forman la Vega de Cintora, aunque
la población se asienta en una ladera a más de mil metros de altitud. Rodeada
de bosques de pino, roble y haya con
gran valor ambiental y paisajístico donde abunda la caza y en su término e
incluidos en la Red Natura 2000 tiene los
siguientes lugares: Robledales del Berrún, Sierras de Urbión y Cebollera, y Zona Especial Protección de Aves: Sierra de
Urbión.
Un poco de historia de El Royo
Su
historia se remonta al Neolítico, de cuya época se han encontrado útiles
líticos en la comarca. De la Edad de Hierro se tiene constancia del castro del Castillo de El Royo, su muralla
llegó a medir 18 metros de anchura y más de 2 de altura.
Lo
que es seguro que esta zona se repobló en la época de reconquista cristiana
A
la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio
constitucional, entonces conocido como Royo y Derroñadas, que en el censo de 1842 contaba con hogares
181 y 730 vecinos. Durante finales de los siglos XIX y principios del XX muchos
fueron los royanos que emigraron a hacer las Américas. Formaron la Sociedad
Filantrópica de El Royo y Derroñadas y cuya sede residía en Buenos Aires. De
esta época quedan numerosas casas llamadas de “Indianos" en El Royo y,
sobre todo, en Derroñadas.
La
emigración continuó a mediados del siglo XX, como pasó en casi todos los pueblos que hoy
conocemos como “La España Vaciada”, donde el mundo rural emigró a las zonas
industriales de la Península en busca de mejores oportunidades. Su población, que tuvo su mayor auge en los
años 40 de ese siglo con cerca de 1.500
habitantes, empezó a descender a 823 en 1960 para bajar a 500 10 años después y
a 350 en 1981. En los comienzos del XXI se fue manteniendo en torno a 300
personas, para estar ahora en 250, según
el censo.
Turismo en El Royo
Nos ponemos hacer turismo. El
pueblo está muy bien cuidado, con casa antiguas que conviven con alguna
moderna, y como se ha dicho antes, con alguna casona de indianos, esos
emigrantes que con la fortuna que hicieron en América dotaron de fuentes,
lavaderos, colegios y otras instalaciones en sus pueblos natales, aparte de sus
propias viviendas. . La arquitectura antigua es la tradicional pinariega, casas
de dos plantas, donde se pueden ver aún las tradicionales chimeneas de piedra y
ladrillo, así como vestigios de los antiguos hornos de pan que estaban adosados
a los muros de mampostería de las viviendas,
donde cada vecino fabricaba su pan o usaba el comunal, llamado “horno de
poya”.
Destaca
entre los demás edificios la iglesia de Ntra. Sra. de la Esperanza Sobre una
iglesia de menor envergadura de comienzos del siglo XVII se realizó una
ampliación en el S. XVIII, elevándose las alturas. A principios del siglo XIX
se amplió la altura de la torre en consonancia con las nuevas dimensiones de la
parroquia y se añadió un reloj de sol.
El
templo tiene planta de cruz latina con nave central y crucero con sendos
transeptos que se prolongan con dos capillas hacia el este, desarrollando con
ello una pronunciada cabecera recta de dos tramos. En su lateral se adosa la
sacristía con un pequeño espacio expositivo. A los pies si sitúa el sotocoro
con arco escarzano de paso y encima el coro por el que se accede al campanario.
En
su interior se conserva un retablo barroco de Francisco del Río (1618).
Otro
edificio religioso es la ermita Nuestra Sra. del Castillo, de estilo gótico
tardío según cuenta la tradición se construyó en un alto en pleno monte a pocos
kms. del pueblo para que pudiera ser divisada y sus campanas se oyeran por los
pastores de toda la comarca. Lo cierto es que las vistas desde la ermita son
espectaculares. El origen de la ermita parece ser que se levantó sobre un castro que fue dado a conocer por Blas Taracena, en
1929, y en la exploración que realizó halló fondos de cabañas del castro, pero
también algunos restos muy exiguos de una ocupación más antigua y de otra más moderna
de época tardo-romana. Posteriormente se levantaría una torre fuerte, sobre la
que se hizo una pequeña ermita y ya en
el año 1712 amenazaba ruina, por lo que se tuvo que plantear levantar una
nueva. Es la ermita que hoy podemos contemplar con pequeñas modificaciones. Una
visita obligada ya que de camino te encuentras con un paisaje y naturaleza que
no te deja indiferente.
Otro
lugar que no te puedes perder es “El Chorrón”, un precioso manantial de agua,
que mana del río Razón. Su nombre se debe al salto que efectúa el río en su
curso llegando a una pequeña piscina natural de aguas cristalinas.
Lo
dicho, un pueblo que tienes que visitar y perderte entre sus calles y su
entorno.