RABANERA
DEL PINAR (BURGOS)
Hoy nuestra ruta se dirige a
Rabanera del Pinar, población cuyo nombre parece proceder de “lugar de rábanos”. Para llegar al
pueblo cogemos la carretera N-234 dirección Soria, hasta encontrarnos el cruce,
a mano izquierda, al poco de pasar por
La Gallega. El trayecto discurre rodeado de robles y el paisaje invita a
disfrutarlo sin perder de vista las curvas de la carretera.
Rabanera
del Pinar es un pueblo de poco más de 100 habitantes, con dos barrios
diferenciados por el río Laisa: el
barrio de Zorrera, a la izquierda del río, donde se sitúa la iglesia y el
ayuntamiento y el barrio de Rendajal, formado por casas diseminadas. Las casas
están bien conservadas y muchas rehabilitadas, no en vano la Diputación de
Burgos le concedió el Premio Provincial de Conservación de Patrimonio Urbano en
el año 2001. Entre los dos barrios aún
se conserva parte del trazado ferroviario del desaparecido
Santander-Mediterráneo. Según se pasa de
un barrio a otro, aún se pueden ver las vías y traviesas de aquel sueño de
comunicación para esta comarca que se truncó hace años.
Destacar
que entre los lignitos que se encuentran en su territorio se han encontrado
restos vegetales fósiles de plantas de la época de los dinosaurios, entre ellos
la rareza de una piña que está depositada en el Museo Paleontológico de Salas
de los Infantes.
Dentro
del término municipal se encuentran yacimientos de la Edad Bronce y su
territorio estuvo habitado por las tribus celtiberas de los Pelendones hasta la
llegada de los romanos donde han dejado restos de su actividad en Rabanera del Pinar
El
primer documento que se menciona a Rabanera (Ravenaria) es del año 1074, en la
donación de las hermanas del rey Alfonso VI, Dña. Urraca y Dña. Elvira de la
iglesia de Gamonal para edificar la catedral de Burgos, donde entre otras
donaciones al obispo le concede el monasterio de Santa María de Ravanaria con
su decanía de Tormillos. Este Tormillos es hoy un despoblado de Huerta de Rey
conocido como El Campanario.
La
iglesia es del siglo XVI, aunque contiene algún elemento románico, por lo que
hay que suponer que ésta se edificó sobre otra mucho más antigua. Tiene el
cementerio del pueblo anejo a la iglesia. El edificio del ayuntamiento es del
siglo XVIII, reformado en 1985.
Digno
de destacar son sus tres lavaderos, al igual que sus fuentes.
En
conclusión, un pueblo para visitar y contemplar sus paisajes en cualquier época
del año y acompañar a los vecinos en las tradiciones que han recuperado hace
unos años, como por ejemplo la “pingada” del Mayo o Las Marzas, fiestas típicas
de la zona serrana.