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jueves, 28 de octubre de 2021

QUINTANAS DE GORMAZ (SORIA)

 

QUINTANAS DE GORMAZ Y SU MUSEO DE LA RESINA  (SORIA)

SOLO POR EL EDIFICIO  DEL MUSEO YA MERECE LA PENA VISITARLO.

  


Seguramente hay Museos de la Resina en otros municipios de España, pero seguro que no es tan peculiar como este. Hay que visitar su interior y también ver el exterior, seguro que te sorprenderás.

Por el apellido del pueblo te puedes imaginar por donde estamos, en tierras de Gormaz, el pueblo con la fortaleza islámica más grande de Europa, (ver aquí: Gormaz) y dentro de   Las Riberas del Río Duero, incluido en  Red Natura 2000

A Quintanas de Gormaz tienes que ir, no pasas sin más y paras,  pilla a desmano de las carreteras principales, nosotros coincidimos de camino a las canoas de Vildé (ver aquí: Canoas en el Duero) y aprovechamos para ir a comer a este pueblo. No nos arrepentimos, porque comimos muy bien en el bar de la plaza y además de conocer un poco el pueblo nos sorprendió su Museo de la Resina, y de el os vamos a hablar.



El museo se encuentra en lo que fueron las escuelas de Quintanas de Gormaz, un edificio singular de principios del siglo XX, construido por el arquitecto Ramón Martiarena,  siendo posiblemente las escuelas más espectaculares del medio rural de Soria, si no de  Castilla y León. Por lo espectacular del edificio ya por sí mismo es un reclamo turístico, y por ello hablamos primero de él.  



Un edificio que se costeó por la buena economía que tenía su ayuntamiento gracias a la producción de la resina, y que sirvió para escolarizar a los vecinos hasta hace unas décadas y después de ser escuela que mejor destino que un museo para presumir de la riqueza que hizo posible su edificación. Normalmente las escuelas construidas en aquellos años eran sobrias y sin grandes alardes constructivos, no pasa eso en esta, es espectacular, sin un estilo definido, pero precioso a la vista. El edificio conjuga perfectamente diversos materiales, como el ladrillo, la piedra y la cerámica haciendo de los elementos constructivos y su conjugación parte de la ornamentación.  La situación elevada del edificio, en un pequeño montículo, y la solución constructiva para su acceso de una doble escalera y doble acceso dan una factura clásica a toda la fábrica. 







La parte trasera es llamativa por sí misma, paredes decoradas con azulejos con distintos motivos, aves, peces, alegorias, flores,  mariposas etc. todo muy llamativo y colorido. En la actualidad los azulejos, algunos con algún deterioro por el paso del tiempo, están protegidos por unos cristales.

Ahora entramos al museo propiamente dicho. Ya dijimos de la prosperidad que dio a Quintanas de Gormaz el aprovechamiento resinero, que perduró hasta la década de los años 70 del siglo pasado. En su interior se pueden encontrar réplicas de las distintas técnicas de resinación, así como los instrumentos y herramientas que se utilizan para realizar dicha actividad. Mediante vitrinas y paneles informativos se divulga el trabajo de los resineros, los productos que se obtenían de su destilación, como la colofonia y el aguarrás, o la elaboración de pez, para la impermeabilización de muchos objetos, incluso barcos.









Frente al museo se encuentra el lavadero, de una belleza espectacular, todo cubierto y cerrado con ventanas en todos sus lados. Es una estampa preciosa a contraluz.




Desde donde nos encontramos hay unas vistas estupendas del castillo de Gormaz.



Nos vamos a pasear por el pueblo. Calles estrechas bien cuidadas, con construcciones tradicionales con adobe y piedra que se alternan con edificaciones modernas. También vemos  las bodegas tradicionales escavadas en la tierra y antiguos lagares, que nos recuerda que esta tierra es de vinos.






Junto a una gran plaza rectangular se encuentra la iglesia parroquial, dedicada a San Lorenzo.



De estilo renacentista está construida en mampostería y sillarejo en las esquinas. La portada es de arco de medio punto y sobre ella, en una hornacina  se sitúa la figura de San Lorenzo. A su interior no pudimos entrar al estar cerrada.



A las afueras se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.



Una visita muy instructiva a Quintanas de Gormaz que recomendamos si te encuentras por estas tierras. No te arrepentirás.

 Para ver el mapa pincha aquí: Quintanas de Gormaz

SI VIAJAS POR LA RIBERA DEL DUERO Y LA SIERRA BURGALESA  TE ESPERAMOS EN HUERTA DE REY. EN HOSTAL CAMINO DEL CID ADEMÁS TE INFORMAREMOS DE TODOS LOS SITIOS DE INTERÉS

martes, 26 de octubre de 2021

BODEGA EN CALERUEGA (BURGOS)

 TE ENSEÑAMOS  LA BODEGA SUBTERRANEA MÁS ANTIGUA DE ESPAÑA.

ESTÁ EN  CALERUEGA (BURGOS)

TIENE MÁS DE 2.000 AÑOS Y PUDO PERTENECER AL REY ALFONSO VIII



Ya habíamos visitado Caleruega  en anteriores veces, es un pueblo con mucho encanto del que ya publicamos una entrada anteriormente. (Ver aquí: Caleruega).  Pero nos faltaba de ver una bodega de la que nos habían hablado y hoy nos hemos decidido y a la vez visitaremos el muladar.

Nos dirigimos al despoblado de San Martín de Bañuelos, distante unos dos Km. de Caleruega. Para ello tomamos la carretera que sale del pueblo en dirección a Araúzo de Torre, hasta encontrar una señal que nos mete en un camino de tierra a mano derecha. El camino es acto para cualquier vehículo y está señalizado en todo el recorrido.

Nos detenemos junto a un palomar, del que luego hablaremos, donde hay un pequeño aparcamiento en las tierras. El paraje es espectacular, con el río Bañuelos, una charca habilitada para aves, varios castaños de indias centenarios y algún nogal.  En el monte vemos sabinas y  robles en unos cortados calizos que bordean el valle.




                   El río Bañuelos recorre este vallejo entre unos cortados calizos que dan al páramo

Pero primero un poco de su historia de estos parajes. Del despoblado de San Martín de Bañuelos se tienen noticias desde el siglo X, época de repoblación, y muy cerca de la calzada romana que unía Clunia con Sasamón y posteriormente fue abandonado por un incendio. Pero un documento de 1179 conservado en el Monasterio de Santo Domingo de Caleruega habla de las bodegas reales que el rey Alfonso XIII tenía en San Martín de Bañuelos, por lo que muy posiblemente se pueda decir que la bodega pertenecía al citado rey. Aunque pudiese ser anterior por la proximidad de la calzada romana.

Lo cierto es que la bodega es espectacular, escavada en la roca es una nave de entre 25 y 30 metros de profundidad, con una anchura de unos 4 metros por otros tantos de altura, A lo largo de ambos lados dispone un total de 12 cabañones o nichos, donde se colocaban las cubas, aunque la gran altura de los más profundos hace pensar que albergaron tinajas. A los pies de los nichos se levantan unos soportes tallados en la roca, que seguramente servirían para que las cubas no rodasen, De dicha cueva mana agua que se recoge en una pila tallada en el suelo. No sabemos con certeza si fue la del rey, pero es muy real que la bodega es antigua. 








                                 Bodega de Alfonso VIII

La cava estuvo oculta durante muchos años debido a que un derrumbe de la ladera tapó su entrada, pero en el año 2009, un pastor, de nombre Fernando Martín Gil  la descubrió y dio parte al ayuntamiento de Caleruega promoviendo su restauración.

                                      Homenaje al descubridor de la bodega

Junto a la bodega, en la parte de arriba del cerro se encuentra el despoblado, o más bien lo que queda. Y volvemos a hablar un poco más de su historia.  En 1273, el rey Alfonso X dona estas tierras al señorío del Monasterio de Santo Domingo de Caleruega, que comprendia unas tenadas, molinos y alguna vivienda. También se dice que tuvo iglesia. Así permaneció, en poder de las Madres Dominicas, hasta el siglo XIX, cuando la Desamortización de Mendizabal, en 1855, las privo de la propiedad. Puesta a la venta por el Ministerio en 1862, la compra Pedro Mediavilla, un madrileño que mandó reconstruir el denominado por entonces coto de la Quiñonera o Valdequintana dando trabajo a diez familias con vivienda en las labores del campo.   Pero su prosperidad se acabó en la década de 1920 y lo abandonaron a su suerte y con el tiempo paso a ser ruinas. En 1940 lo compra el ayuntamiento de Caleruega que lo divide en parcelas y las reparte entre los vecinos.

                                                  Tierras donde se encontraba San Matín de Bañuelos

Hoy solo vemos ruinas y parte de los cimientos de las construcciones, además de unos grandes restos que no se si fue palacio o iglesia, pero lo que es seguro que sus gruesos muros y altura debieron cubijar un gran edificio.












Restos del despoblado de San Martín de Bañuelos
Nos bajamos hacia el muladar. Se encuentra al otro lado del camino donde dejamos el coche. Lo primero que se ve es el palomar rehabilitado como mirador del muladar. 

                                              Palomar donde se ubica el mirador del muladar


Subimos por unas escaleras escavadas en el terreno. El palomar está muy bien restaurado y aún conserva parte de los nichos de las palomas hechos de barro. Es de tres plantas, con ventanales para la observación de los buitres y otras aves, como milanos y cuervos que se acercan a la carroña de los animales depositados allí por los ganaderos de la zona. Las vistas de las aves y el paisaje del páramo del despoblado son inmejorables.






Buitres y milanos en el muladar y charca habilitada junto al río Bañuelos

Una visita muy interesante que recomendamos a los viajeros que se acerquen por esta  zona que tiene mucho que ver y disfrutar. Recordemos que estamos en la Ribera del Duero y no se puede pasar sin probar sus excelentes vinos. 
Viñas plantadas en los terrenos de San Martín de Bañuelos.


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